journey to Oneness...
Más allá del vidrio, la búsqueda de la verdad
Qué vértigo me da imaginarme ave y estar revoloteando esos altos rascacielos confundida con el vidrio que se parece al cielo. Es el mismo vértigo que siento como humana ante el vuelo perturbado por propagandas, cuerpos, luces. Son también una suerte de espejos que, como las aves, nos hacen confundir el vidrio con el cielo. ¿Cómo descifrar la verdad? ¿Qué es la realidad?
Camila Cárdenas
12/4/20243 min leer


Los pájaros migratorios confundidos con el vidrio se estrellan pensando que es el cielo. Nosotros los humanos ¿no estamos también revoloteando vidrios pensando que son cielos? Ambas especies enfrentadas al mismo desafío de aprender a distinguir lo real de lo irreal. Nos encandelilla la luz, nos ensordece el ruido, se nos pierde el pulso intuitivo del camino, ese que lleva a las pequeñas aves a conocer exactamente hacia dónde conducirse. Ellas se mueren estrelladas contra el vidrio y caen al asfalto tras invertir toda su energía en perseguir estrellas que son vidrio. Nosotros también invertimos esa misma energía del vuelo en merodear falsas felicidades, rascacielos que celebran elegancia y prometen desarrollo. ¿Dónde está la belleza? En nada se parece la belleza de estas piezas monstruosas y altas a la belleza de un aleteo que muere burlado por el vidrio. Una aparente felicidad que nos priva de tener ojos para aves, vuelos y estrellas.
Pero el radar no alcanza a revelar el ímpetu de esos músculos, las plumas en arrebato y ardor, la rabia de alas y timoneras que resplandecen con la luz del rascacielos que las engaña. María Ospina Pizano.
Con todo y el impaz de ser ave y encontrarse de repente volando una estructura que se parece al cielo (pero que no lo es), que se parece a la luz de las estrellas (pero que no lo es), con todo y la vista encandelillada y el esfuerzo cansado, hay un algo que las hace sentir confundidas, será el pecho, será volar y volar y no ver que el cielo cambie, será la luz más tenue o más fría... Hay algo en esas pequeñas criaturas que las hace reconocer la confusión y tratar de salir de ella, seguir intentando redirigirse hacia el cielo (que sí es el cielo) y hacia la luz de las estrellas (que sí es la luz de las estrellas). ¿cuál es el verdadero cielo? ¿cuál es la verdadera luz?
Más allá de las circunstancias que se interponen frente al cuerpo y entorpecen el camino hay un pulso, en ellos y en nosotros, a seguir hacia la verdad, no es la verdad de las falsas luces y las falsas búsquedas, es un vuelo guiado por otro tipo de voz, la voz de miles de aves migrando y el recuerdo de algún tipo de ancestro incrustado en alguna pluma o en alguna memoria. La verdadera búsqueda nos guía hacia la realizacion interna de nuestra propia naturaleza que está más allá de las circunstancias cambiantes, más allá del miedo, más allá de la vida y también de la muerte. La verdadera búsqueda está más allá del vidrio.
Entenderá mejor ese otoño lo que su padre le ha explicado antes: que pupilas, corazones, fibras y plumas un día se mezclarán con el polvo cósmico para ser frondas y bayas y raíces. María Ospina Pizano
Las promesas de la altura del rascacielos entorpecen vuelos, los brillos de las luces de la ciudad entorpecen luces. Se hace necesario volver al pulso, al Ser, a la verdad. Si es por mi, prefiero la belleza de la estrellas y la verdad que hay en el silencio.
Cierro con este mantra que dice tanto más de lo que yo trato de nombrar:
Asato ma sadgamaya - Llévame de lo irreal a lo real
Tamaso ma jyotir gamaya - Llévame de la oscuridad a la luz
Mrtyor ma amrtam gamaya - Llévame de la muerte a la inmortalidad.
Texto inspirado en Entre las frondas del desvío, una de las historias contadas por María Ospinda Pizano en su libro Solo un poco aquí.